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Mostrando entradas de julio 25, 2010

Estética de la decadencia.

La decadencia se viste de muchas formas A veces con corbata, muchas con chaqueta de cuero otras con falda y tacos que se deforman pero por sobre todo, se queda con pijama, con pijama con olor a encierro, a azumagado, como esos locales subterráneos de Valpo, o como algunas tiendas de americana de Bandera. Porque los hijos de la decadencia hemos tenido que aprender a vestirnos en la americana a beber en la cuneta y a recoger cosas de la basura en un intento jocoso de reivindicar la pena que nos corroe por no haber aprendido nunca de lugares más que por libros prestados y atlas desactualizados Considérennos afortunados, si en un día como hoy tenemos acceso a Internet Dense con una piedra en el pecho si tenemos amigos bien vestidos por méritos de simpatía o de turismo social si la meritocracia nos dejó la ilusión de la amistad con un famoso o si nos permitió llegar de paracaidistas a algún evento en un restorán famoso u hotel de lujo donde, por supuesto, no sabemos como

Fábula II (Valentía)

Somos cada día más cobardes. Se ensañan con nosotros diciéndonos que el amor no existe, que la felicidad menos, que nacimos y moriremos solos. Literatura, música, noticias, realidad ¿verdad? que nos refriega el fracaso de las utopías y el proyecto moderno. Entonces, nos volvemos armadura, de aire, de metal o de papel, según sea el caso. “Elija usted”, dice la vocecita interna que todo lo ve. Los hombres, haciendo apología a su testosterónica existencia histórica, suelen elegir metal. Estos hombres de metal creen que por serlo son más fuertes y poderosos, pero es sólo al final de su vida donde se dan cuenta de que invirtieron mucho más esfuerzo en tratar de aplacar el frío que les producía el metal, que en luchar por lo que pensaron que valía la pena. Las armaduras de papel son mucho más cómodas. Protegen del clima, son amigables, pero no permiten mayor libertad de movimiento. Son muy apropiadas para aquellos afortunados que no necesitan hacer mucho más que existir, porque algunas vida