Me siento un poco triste hoy. Raro, extraño. Hace un par de días encontré algo que escribí el año pasado, cuando entendí algo importante de la vida. Puntos de inflexión que le llaman. Nunca lo subí, porque no me parece muy apropiado para un blog. Pero qué importa. Si las personas precisas llegan, y entienden. Para el resto, sólo un texto más entre los múltiples discursos en esta época donde todos gritamos con demasiadas ganas, pero muy despacio. No creo que esté terminado, como ninguna cosa en el mundo, la verdad. Las in-cuantificables tramas de pensamiento que se tejen en mi mente convierten mis momentos de soledad en un constante ir y venir de ideas, conceptos que recojo a partir de experiencias o del constante devenir de aquellas certezas que, si bien siempre terminan destruidas, configuran aquellos momentos que en el posterior relato de nuestras vidas convertimos en “etapas”. O sea, un lapso (pensé en decir “pedazo”, luego pensé que el tiempo no es tangible, aunque me gustaría pode