La cooperación como motor de transformación social



Hay un rasgo característico de la clase media chilena y eso es la lógica transaccional.
Así como ya es una lógica instalada en nuestro adn de consumidores creer que  si queremos acceder a un servicio de buena calidad debemos pagar por ello, cuando nos ofrecen un trabajo o nos hablan de un nuevo proyecto siempre esperamos saber cuánto nos podrá retribuir económicamente. Difícilmente asumimos empresas “pro bono”, como se conoce en nomenclatura gringa, porque la clase media, más allá de estar atada estructuralmente a depender de una cierta cantidad de dinero mensualmente, funciona administrando sus recursos en una corta cantidad de tiempo, razón por la cual también es tan poco común que las familias o los jóvenes profesionales tengan capacidad de ahorro. Esto no sólo es  por la escasez de recursos -que aunque no escaseen tanto, pareciera que siempre hicieran- sino porque mientras más plata tenemos, más gastamos. Ese espiral capitalista -que en la práctica es tan difícil evadir- tiene un correlato en la forma en que decidimos qué proyectos asumir, lo que significa que difícilmente hacemos algo por lo que no nos paguen. Es por esto que la clase media (hablo de trabajadores de servicios, jóvenes profesionales, técnicos, etc) se siente poco realizada: los trabajos de tiempo completo no dejan mayor espacio para desarrollar otros intereses ni para establecer las redes de contacto necesarias para obtener mejores oportunidades. No sólo a nivel laboral, sino de relaciones significativas, grupos de personas con intereses similares o simplemente buenas amistades. Eso que tan bien conocemos como “pituto” son redes de contactos y son esas redes las que nos abren tanto las oportunidades como la mente.

El trabajo colaborativo es una de las herramientas más poderosas que tenemos como clase media para romper esta dinámica. Enseñar lo que sabemos, poner el conocimiento en función del otro, no sólo le da sentido a nuestro trabajo, sino que abre la puerta al diálogo con aquellos que tienen intereses y valores similares a los nuestros, algo imprescindible para reestablecer el tan deteriorado tejido social.

Comentarios

  1. Me acordé de esto: http://aquinoquepo.wordpress.com/2012/05/01/la-clase-media-ascendente-es-de-lo-pior/

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    1. También tienes un punto (o varios), pero no creo que estemos hablando de lo mismo (exactamente). (No había visto esto).

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