Desde aquí hablo.

Ha sido un arduo trabajo encontrar un lugar en el mundo, un lugar en el cual situarme y desde el cual construir un discurso y una ética propia. La respuesta a mi aspiración en la vida hoy es esa: vivir bajo mi propia ética. Una ética donde el quehacer y el deseo, tan brutalmente separados por la vida moderna, luchen a cada instante por encontrarse, por hacerse uno.

Una segunda certeza que tengo proviene de lo anterior y se trata del conflicto: la vida es fundamentalmente una lucha. O una palabra que evoque el sentido del esfuerzo que implica una lucha, sin -necesariamente- la connotación bélica de la misma. Pero es, siempre, una oposición de fuerzas: la lucha del individuo por subsistir, pero también *y aquí quiero ser enfática* la lucha del individuo por encontrar el propio bienestar. Trato de aludir a Jung con esto, en su concepto de individuación: "Individuación significa llegar a ser un individuo y, en cuanto por individualidad entendemos nuestra peculiaridad más interna, última e incomparable, llegar a ser uno Mismo. Por ello se podría traducir individuación también por autorrealización".

Cada persona que conozco y he conocido ha librado sus propias luchas -muy pocos de manera consciente- en esta búsqueda de individuación o autorrealización. He visto como para la mayoría superar la pena, el fracaso, el miedo o los cariños malos se convierten en colosos invencibles, inabarcables. Ahí, es más fácil no mirar, pasar por encima que desentrañar los misterios, las causales de nuestros nudos internos. Para mi vivir es, fundamentalmente, hacerme cargo de esos conflictos e intentar resolverlos. Porque creo en el potencial del hombre de desentrañarse a si mismo y sobre todo, de proveerse de sensaciones placenteras, no sólo porque somos capaces de sentir placer, sino porque creo que el bienestar y la felicidad son herramientas políticas sumamente transformadoras:

Un sujeto consciente de sí mismo y de su lugar en el sistema social es consciente también de las luchas que tenemos pendientes como humanidad, y que son los cambios de comportamiento la mejor herramienta de disidencia en este sistema que no tan sólo relega, sino que invisibiliza al individuo y con ello todo su potencial creador.

Y aquí viene lo feo: estas dos ideas son sumamente optimistas. Entonces, sucede que a veces significo el optimismo como una forma muy poética de creer y confiar en que todo lo que nos pasa sucede por una razón, que toda experiencia suma en nuestro proceso de individuación; cuando en realidad no tengo -ni tendré nunca- certeza de ello.


Comentarios

  1. Efectivamente "todo pasa por algo", un principio de física básica. El dilema es la percepción, ese fenómeno que nos da la ilusión de creer que somos individuos aunque finalmente somos una gran torre de legos. Hasta ahora he aprendido que el único fin es acumular historias para contar, es decir, entregar el aprendizaje a las otras piezas de lego antes de desaparecer bajo los bolques que vienen.

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  2. No hay explicación más satisfactoria que verse dentro y a la vez ser partícipe de los procesos personales y cuyo fin primario sea buscar la felicidad o mejor dicho, el bienestar tal como lo mencionas.
    Resulta ser un trabajo desgastante y a veces tedioso pero los logros son inmensos.

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