La decadencia se viste de muchas formas A veces con corbata, muchas con chaqueta de cuero otras con falda y tacos que se deforman pero por sobre todo, se queda con pijama, con pijama con olor a encierro, a azumagado, como esos locales subterráneos de Valpo, o como algunas tiendas de americana de Bandera. Porque los hijos de la decadencia hemos tenido que aprender a vestirnos en la americana a beber en la cuneta y a recoger cosas de la basura en un intento jocoso de reivindicar la pena que nos corroe por no haber aprendido nunca de lugares más que por libros prestados y atlas desactualizados Considérennos afortunados, si en un día como hoy tenemos acceso a Internet Dense con una piedra en el pecho si tenemos amigos bien vestidos por méritos de simpatía o de turismo social si la meritocracia nos dejó la ilusión de la amistad con un famoso o si nos permitió llegar de paracaidistas a algún evento en un restorán famoso u hotel de lujo donde, por supuesto, no sabemos como
Quizás el lugar que pises se transforme en tu lugar. Quién sabe. No lo sé. De verdad, no lo sé.
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